Echa a volar tu imaginación y piensa en un mundo de riquezas, en un tesoro escondido de una antigua civilización mencionada por filósofos e historiadores cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos y que podría estar íntimamente ligada con Andalucía y, especialmente, con Sevilla. Si regresamos al mundo actual podremos descubrir que ese mito es real, que ese sueño legendario tiene un nombre: Tartessos.
Conocemos por Tartessos a un antiguo reino cuya situación la ubican en la Vega Baja del Guadalquivir. Se dice que era la ciudad principal de Tarsis (o Tharsis) y en la que floreció una importante cultura urbana. De próspera economía basada en la agricultura y la ganadería así como en su actividad más destacada, que eran las explotaciones mineras y sobre todo el comercio del estaño.
Hay numerosas referencias y escritos que hacen mención destacada de la antigua Tarsis –así las podremos encontrar en escritos semíticos, griegos, en la estela Nora (Cerdeña) e incluso en la Biblia– e incluso en la inscripción del emperador asirio Asharadón.
Cuando los fenicios fundaron la ciudad de Gadir (Cádiz) hacia el 1100 a.C., los tartesios tenían una agricultura evolucionada, eran muy buenos navegantes y pescadores, tenían su propio alfabeto y trabajaban extraordinariamente los metales que obtenían de sus ricas minas de oro, plata, cobre y estaño. Para los fenicios el emplazamiento de la mítica ciudad era un secreto que condenaba a quien lo divulgara, sobre todo si tenemos en cuenta que se trataba de mantener el control sobre el comercio del estaño, metal tan apreciado en aquella época.
Sin duda alguna, los restos arqueológicos de mayor importancia hallados y de clara vinculación del pueblo tartésico al sur de nuestra península lo encontramos en el hallazgo del denominado Tesoro del Carambolo hallado en Sevilla y formado por innumerables piezas de cerámica y una importantísima colección de piezas de joyería en oro de clara tendencia oriental (con influencia fenicia) y sin ningún género de dudas pertenecientes a la cultura de Tartessos.